La Hormiga

La Hormiga

La parcela de la Hormiga, situada en Quintanilla de Tres Barrios, junto al paraje del Hoyo en Matanza, son viñedos viejos de tinto fino soriano de David Hernando. Los suelos arcilloso-calcáreos de la zona norte de Soria, ofrecen las condiciones de cultivo ideales para este gran tinto soriano de tipo “reserva”.

El suelo arcilloso transmite contundencia, voluptuosidad y cremosidad al vino de La Hormiga.

Viñedo:

Variedad de uva: Tinto Fino.

Cultivo: Ecológico.

Edad: Plantados en 1922.

Suelos: arcilla roja en superficie (como la tierra batida de Roland Garros), en subsuelo roca calcárea.

Altitud: 950 m.

Denominación: D.O. Ribera del Duero.

Cosecha: Manual

Vendimia: del 06 al 09 de octubre de 2019

Maceración: 18 días.

Crianza: 116 meses de crianza en barricas de roble francés de 225 L, con un 30% de barrica nueva.

Embotellado: mayo de 2021.

Producción 2019: 25.100 botellas y 1050 mágnum, 20 doble magnum y 10 botellas 6 L.

La Hormiga 2019: “Caluroso verano y seco”

El inverno seco caracterizó el comienzo de año. El calor se hizo notar entre el 18 y el 28 de febrero, después de algunas nevadas, pero la hierba del viñedo no creció y tampoco las yemas despuntaron, debido a que los suelos y subsuelos estaban fríos.

La brotación se produjo el 30 de abril, mes en el que llegaron las lluvias.

Por su parte, mayo trajo heladas importantes (días 4 y 6). Frío intenso en plena primavera que provocó que el viñedo perdiera brotes y yemas, pero no los secundarios, hecho que preservó el bienestar de la planta. Tampoco se vería afectada por „estrés hídrico‟ debido a la lluvia registrada.

El viñedo como corolario dio poca uva, pero sin notar sufrimiento por parte de la planta.

La añada 2019 se caracterizó finalmente por la climatología del verano, siendo caluroso y sequísimo en los campos sorianos. Se registró la canícula a finales de junio (el día 25, la floración), con diez días en los que el termómetro marco temperaturas de 40º, condición que se vino a repetir en los últimos días de julio. Hacia el 10 de agosto se había completado el 50% del envero.

La lluvia no volvió a caer hasta la primera mitad de septiembre, acumulando 40 litros de agua. El viñedo contó en esta parte del año con un desarrollo vegetativo abundante en hojas y tallos, a pesar del fuerte calor. El exceso de agua del año 2018 vino a paliar las consecuencias de las altas temperaturas.

La situación de extra vitalidad de la planta influyó para que los vinos de la añada 2019 conservaran una intensidad más que evidente y a la vez un fino equilibrio.

Vendimia: del 12 al 15 de octubre de 2018

Maceración: 16 días.

Crianza: 17 meses de crianza en barricas de roble francés de 225 l, con un 43% de barrica nueva.

Embotellado: junio de 2020.

Producción 2018: 18.900 botellas y 952 mágnums.

La Hormiga 2018: “Por fin, un año con estaciones”

En 2018, hemos podido volver a apreciar el paso de las estaciones en el viñedo soriano.

El invierno fue marcado por el frío, con precipitaciones generosas, mucha nieve desde enero hasta marzo, incluso los días 10 y 11 de abril. La vegetación despertó como de costumbre, los almendros abrieron sus flores el día 3 de abril y la brotación del viñedo el 27.

La primavera quedaría a su vez marcada por las lluvias y el frío, y por las heladas que se produjeron del 1 al 13 mayo, que originaron variaciones importantes en los ritmos vegetativos de las plantas. Continuó este tiempo invernal hasta mitad de junio. El 19 de junio apareció el sol y la temperatura veraniega. En consecuencia, las viñas empezaron a florecer a partir del 21 de junio, ciclo que duraría hasta principios de julio.

El verano, con temperatura moderadas de 30ºC, quedó marcado por las lluvias y ciertas tormentas aisladas, lo que permitiría a las plantas crecer, e impulsar sus ritmos vegetativos hasta finales de julio (normalmente, la vegetación frena su crecimiento natural a principio de julio). De este modo, nos encontramos en una situación más bien típica de un ciclo vegetativo atlántico, muy poco frecuente en la ribera del Duero Soriana.

Los meses de agosto hasta octubre fueron secos, con temperaturas moderadas y abundantes horas de sol, lo que posibilitó una maduración lenta y la formación de complejos aromas del tinto fino.

La climatología de la añada 2018 proporcionó un ambiente confortable y una abundancia vegetativa a las viñas de Soria que, en los vinos se puede apreciar por su generosidad, intensidad en la nariz con notas de frutos rojos, acompañado de tonos vegetales refrescantes, y por una boca de textura delicada.

Vendimia: 26 de septiembre 2017.

Maceración: 16 días.

Crianza: 18 meses de crianza en barricas de roble francés de 225 l, con un 63% de barrica nueva.

Embotellado: 15 de julio 2019.

Producción 2017: 12.023 botellas y 300 mágnums.

La Hormiga 2017

La añada 2017 vino marcada por las heladas generales y la poca producción en toda España, aunque la zona de Soria, debido a la habitual brotación más tardía de las viñas, pudo salvarse parcialmente.

El invierno fue seco y no muy frío. La primavera seca y con temperaturas mínimas frescas. Hubo una brotación escalonada desde el 20 de abril hasta el 5 de mayo.

La floración fue muy rápida, entre el 5 y el 12 de junio. Ya con este dato pudimos suponer que tendríamos una maduración homogénea y una vendimia rápida. Y así fue.

Justo antes de comenzar el verano, a finales de junio, hubo una ola de calor anormal para la época, con temperaturas de hasta 38ºC durante un período de quince días, lo que hizo que las uvas adquirieran una piel gruesa y tuvieran poca pulpa.

Ya en julio volvimos a las temperaturas “normales” para las máximas, las mínimas fueron bastante frías, y recogimos 70 l. de agua (muy esperados) los días 7, 8 y 9 de julio. El envero fue precoz, comenzó el 25 de julio, con quince días de antelación.

Agosto nos trajo días más bien calurosos y noches frescas. Los días 27, 28 y 29 volvimos a recoger 50 l. de agua, lo que permitió mantener las plantas frescas a pesar de la sequía general del año.

La Hormiga 2017: a pesar de la sequía acumulada de los años 2016 y 2017 las cepas viejas, gracias a los rendimientos razonables, produjeron uvas sutilmente equilibradas. La añada 2017 transmitió densidad, taninos de textura untuosa, vivacidad por el clima soriano.

Vendimia: 19 y 20 de octubre.

Crianza: 15 meses de crianza en barricas francesas de Darnajou (50% nuevas, 50% seminuevas de uno o dos vinos) y Taransaud (50% nuevas, 50% seminuevas de uno o dos vinos).

Embotellado: Previsto para marzo 2018.

Producción 2016: 13.000 botellas.

La Hormiga 2016

La añada 2016 fue un regalo generoso de la naturaleza: cantidad y calidad. Nos recuerda a los años 1990 y 1982 en Francia, años históricos por la calidad de sus vinos.

El régimen de lluvias fue más bien escaso, aunque en los momentos clave llovió poca cantidad pero la suficiente para crear una gran añada. En el cuaderno de campo recogimos con sorpresa el asomo de los rosales en enero por efecto de las temperaturas altas en invierno, y tuvimos que esperar a marzo para sentir los primeros fríos y las nieves en el mes siguiente.

No obstante, la brotación en las vides se produjo el 29 de abril como viene siendo habitual. El capricho de la naturaleza, con nuevos fríos, retrasó la floración hasta finales de junio.

El verano se mantuvo sin lluvias y la notable oscilación de temperaturas contribuyó a que la viña regulara su metabolismo. Las lluvias de Septiembre relanzaron los procesos de maduración, llevando las sustancias creadas durante el verano de la viña a las uvas.

La añada 2016 vuelve a La Hormiga más espontánea, más sutil y hábil que en las añadas pasadas de 2015 y 2014. Desprende aromas volátiles de violeta, frutos rojos y también especias como vainilla y canela. El paso en boca es, como de costumbre, voluptuoso y cremoso, con un final envuelto de taninos aterciopelados.

Vendimia: 6 de octubre 2015.

Crianza: 18 meses de crianza en barricas francesas de Darnajou(50% nuevas).

Embotellado: 12 julio 2017.

Producción 2015: 2.512 botellas y 102 magnums.

La Hormiga 2015

Las nieves cubrieron en invierno la parte más montañosa de Somosierra y los Picos de Urbión. Con unas condiciones menos frías que en otros años, el viñedo empezó a salir de su letargo invernal en febrero con el lloro, la primera manifestación de actividad de la vid.

La brotación se produjo el 3 de mayo, siguiendo una semana de mucho calor. La fortaleza de las plantas se pondría a prueba, no obstante, con el desplome brusco de las temperaturas en la última semana de mayo.

Ya en verano, el envero habría de producirse exactamente para el día 28 de julio. Esos días coincidiría con la alguna caída de las temperaturas, 15º los días 20 y 28. Respecto a las lluvias, anotamos el 21 de julio 30 litros de agua y el 24 de agosto, 43 litros, regalías que pausaron el ciclo vegetativo y favorecieron de forma extraordinaria el crecimiento homogéneo del conjunto del viñedo.

Septiembre continuó con la dinámica, pero con temperaturas máximas más moderadas de lo habitual. Los días 19 y 24, ya a punto de entrar en el otoño, se anotaron escarchas en el viñedo, fenómeno clásico en esta parte soriana de la DO Ribera del Duero, con mañanas y noches frescas que preservaron los sabores de la uva.

A pesar de las condiciones extremas del verano, el fruto había madurado sin contratiempos. Las heladas de primavera habían rebajado el volumen de uva en el viñedo y favorecieron el proceso de maduración de la baya.

La Hormiga 2015 es resultado de las características de esta añada y, a su vez, este tinto crianza adquiere más complejidad debido a que es la primera vez que las viñas de la parcela La Hormiga tradicional ensambla su componente genético con la tierra de El Hoyo, fuerzas de la naturaleza hermanas que se funden en este vino.

Elaboración

De maduración y fermentación lenta el vino La Hormiga necesitó 18 meses de crianza en barricas francesas de Darnajou (50% nuevas) para expresar por su carácter aterciopelado, delicados y sensación de profundidad en final de boca tipo ‘reserva’.

Añada 2014

El 2014 empezó en Soria con un invierno frío, constante y largo. Los almendros comenzaron a florecer el 10 de marzo, cuando normalmente es a final de enero.

La primavera fue calurosa y seca, anotamos 26ºC el 3 de abril. Como consecuencia, la brotación de las viñas fue el 17 de abril, con 10 días de antelación.

Rozamos la catástrofe los días 2, 3 y 4 de mayo con temperaturas negativas, aunque sin afectar el viñedo.

La sequía de primavera retrasó un poco el ciclo vegetativo de la viña y apuntamos la flor el 16 de junio.

El verano siguió con la tendencia seca. Sin embargo, las temperaturas fueron moderadas durante julio y agosto, lo que impidió a las viñas caer en un estado de estrés.

El envero duró todo el mes de agosto.

Durante los primeros siete días de septiembre cayó una ola de calor que liberó los procesos de maduración. La clave del 2014 está en que a partir de la mitad de septiembre las temperaturas frías y algunas lluvias crearon unas condiciones óptimas para que los racimos maduraran gracias a unas plantas rehidratadas, ya recuperadas del año de sequía.

La Hormiga 2014. 92 Parker.

La Hormiga 2014. 93 Guía Peñín.